El pasado 4 de febrero se clausuró la exposición El agua espera, que ha repasado los más de noventa años de historia del Palacete del Embarcadero y sus diferentes usos. El recorrido expositivo finaliza en el uso cultural de este singular edificio, cuyos inicios se remontan a 1985 con el proyecto de rehabilitación de los arquitectos Jerónimo Junquera y Estanislao Pérez Pita para sala de exposiciones y conferencias del Puerto de Santander.
El Palacete del Embarcadero se concibió entonces como el símbolo de la adaptación del Puerto de Santander a una nueva realidad económica y social en España y Europa, en el contexto de una ciudad prácticamente huérfana de equipamientos culturales. El proyecto, sin precedentes en el sistema portuario español, se tradujo en un espacio abierto al encuentro y la colaboración, con una programación ecléctica de exposiciones y actividades paralelas (presentaciones, charlas, conferencias, talleres, conciertos, representaciones teatrales…) pero especialmente dedicada al arte contemporáneo.
En 2005, tras un periodo de casi cinco años de encomienda a la Cámara de Comercio, la Autoridad Portuaria recuperó la gestión cultural del Palacete y llevó a cabo una segunda rehabilitación de la sala: la Modernización de instalaciones en el Palacete del Embarcadero fue diseñada por Luis Castillo para ajustarla al uso claramente expositivo en que había devenido el espacio tras sus veinte primeros años de actividad cultural.
Ahora, prácticamente otros veinte años después, el Palacete afronta su tercera obra de rehabilitación como sala de exposiciones. Esta rehabilitación es más una necesidad que un deseo, que llega un poco más tarde de lo previsto pero que, confiamos, va a asegurar tanto la conservación del edificio como su uso cultural durante mucho tiempo y en las mejores condiciones posibles.
La obra, adjudicada a la UTE Cycasa-Cuevas Gestión de Obras, bajo la dirección del arquitecto Alejandro Álvarez, autor del nuevo proyecto de rehabilitación, tiene como objetivo la eliminación de humedades y filtraciones de agua, comprendiendo la rehabilitación de la cubierta y las fachadas exteriores. Estas reparaciones estructurales se completarán con una importante mejora de la accesibilidad del edificio, tanto desde el exterior como en el interior con la redistribución de los espacios de recepción, almacén y entrada a la sala, así como la renovación y mejora de los sistemas de climatización e iluminación.
El presupuesto de la obra, que asciende a 1.364.639 euros, está financiado a cargo del Programa 2% cultural del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, cuyos fondos proceden de las obras públicas financiadas total o parcialmente por entidades como la propia Autoridad Portuaria y que, de alguna forma, viene a recompensar el enorme esfuerzo inversor realizado por el Puerto de Santander en infraestructuras durante los últimos años (tramos 1-4 de los muelles de Maliaño, silo vertical de automóviles, terminal de contenedores o muelle 9 de Raos, entre otras actuaciones).
Las casetas, el vallado y la maquinaria de obra que han aparecido estos días y que se integrarán durante los próximos meses en el paisaje de los muelles de Maura y Calderón, respectivamente, se unen a los de la construcción y acondicionamiento de nuevos museos y equipamientos culturales que se están desarrollando en estos momentos en torno al Frente Marítimo, incluyendo otros ya en marcha que se encuentran ubicados específicamente en terrenos o edificios portuarios.
La realidad cultural de Santander es muy diferente hoy a aquella en la que el Palacete del Embarcadero dio sus primeros pasos como sala de exposiciones. En este sentido, la reapertura del Palacete tras la obra de rehabilitación vendrá a reforzar la contribución del Puerto a la vida cultural de la ciudad, desde un espacio céntrico y pionero en el proceso de regeneración urbana que ahora empieza a completarse. El uso cultural, que después de casi cuarenta años ha terminado por decantarse como el más duradero de la historia del edificio, se recoge de hecho como una de las líneas prioritarias de la relación Puerto-Ciudad en el nuevo Marco Estratégico.
Pero las infraestructuras culturales por sí mismas no transforman culturalmente una ciudad. La contribución del Palacete aspira a formarse tendiendo la mano a la colaboración institucional y a la participación del tejido artístico y cultural local, pero desde una vocación no localista sino universal y actual. Desde el arte contemporáneo como seña de identidad hasta la divulgación científica o histórica, prestando especial atención a la cultura de la mar, articulada en torno a una programación expositiva de producción propia.
Mientras tanto, la actividad cultural de la Autoridad Portuaria de Santander continua en el Centro de Arte Faro Cabo Mayor y en la Nave Sotoliva, a las que en las próximas semanas se sumarán también nuevas actividades en el Archivo General, ubicado en el Barrio Pesquero.